La vida de los adolescentes no es fácil ya que pasan por una etapa donde dejan de ser niños, pero aún no son adultos. Pronto empiezan a tener cambios, donde empiezan a enfrentarse a su propio yo, llevándoles a la rebeldía, cambios de humor, falta de concentración, entre otras cosas. Como resultado, esto lleva a que se torne difícil tratar con los adolescentes. En una sociedad donde las modas y la presión del grupo influyen bastante sobre las personas, y más sobre los adolescentes, es más fácil ser uno más del grupo, que sobresalir y marcar la diferencia.
Justo el pasado 10 de octubre del 2014 se presentó el ganador del Premio Nóbel de la Paz. A pesar de que cada año se le otorga a una persona que ha tenido un historial de influencia sobre el desarrollo de la paz, casi siempre se le otorga a personas que han brindado paz por un largo periodo de tiempo. Para mí sorpresa, y la sorpresa de todo el mundo, una adolescente llamada Malala Yousafzai se llevó el Nóbel de la Paz este año. Aunque no es mi intención hacerle una biografía de Malala, si quiero enfatizar el motivo por qué llegó hasta donde está. La razón que llevó al jurado a que le ofrecieran dicho honor a Malala es porque esta chica ha marcado una diferencia sobre la cultura Pakistaní en los últimos años.
Malala nació el 12 de julio de 1997 en Mingora, Pakistán. La ciudad donde vive Malala fue tomada por los talibán. Los talibán son un grupo político que nació en el año 1994 en el país de Afganistán con el que colinda esta nación. Su doctrina se basa en una interpretación propia del Corán y en su ideología tiene un papel fundamental la opresión contra las mujeres. Ellos creen que las mujeres deben ir completamente cubiertas, con una vestimenta que se llama burka y que oculta incluso los ojos, cuando estén en la calle o con cualquier varón que no sea de su familia. Pero además de eso las mujeres tienen prohibidas la mayoría de las actividades: no se les permite estudiar, no se les permite trabajar fuera de casa en la mayoría de las profesiones, no se les permite aparecer en medios de comunicación o ser fotografiadas. Incluso la palabra mujer ha sido borrada de los títulos de las obras de arte que la incorporaban.
Malala sin embargo nunca dejó de cuestionar su capacidad y libertad. Cuando los talibán invadieron su tierra, las dificultades para que las niñas fueran a la escuela comenzaron a aumentar. Pero Malala quería estudiar. No sólo eso, la pequeña entendió muy pronto que ese era un derecho que no le podían arrebatar ni a ella ni al resto de las niñas. Y empezó a luchar por ese derecho. Su primera forma de combatir fue escribiendo un blog anónimo donde relataba sobre las dificultades de acceso a la educación para las niñas que vivían en las zonas gobernadas por los talibán.
El 9 de octubre de 2012, cuando Malala iba a subir al autobús escolar, un hombre se acercó a ella. Preguntó que quién era Malala y dijo que si no se identificaba mataría a todos los niños y niñas que estaban en la parada del autobús. Malala se identificó y el hombre le disparó tres veces a la cabeza. A pesar de la gravedad de sus heridas que le produjeron un coma, Malala sobrevivió al atentado. Porque Malala nunca cesó de luchar por el derecho a que todas las niñas tengan la libertad de ir a la escuela en Pakistán, ahora lleva en alto el Premio Nóbel de la Paz.
Más de la mitad de la población del mundo es menor de 24 años. ¡esta es una cifra bastante alta! La mitad del mundo tiene un futuro por delante que puede ayudar a transformar nuestra sociedad de hoy en día ya sea para bien, como Malala y como otros tantos que se han levantado por sus derechos y principios, o para mal. Si eres adolesecente o jóven, siempre lucha por tu libertad, valores y principios. Si no lo eres también, la diferencia es que si los jóvenes empiezan a luchar por un mundo mejor hoy mismo, en un futuro cuando sean adultos podrán heredarle un mundo mejor a la siguiente generación de niños y bebés. Solo los que se esfuerzan y luchan por su libertad, por sus valores, por sus principios y por su fe podrán alcanzar un cambio. Tal vez no todos ganemos un Premio Nóbel de la Paz en esta vida, pero el hecho de tener paz, lograr paz, contagiar paz y brindar paz por medio de lo que hagamos, será una recompensa mucho más satisfactoria que un premio y reconocimiento.
Cuando ganes un Premio Nóbel de la Paz no habrás terminado de encontrar un destino pacífico, sino que por medio de una revolución del pensamiento crearás un nuevo camino que conducirá a otros hacia la paz.
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12 Ago 2015 - Cultura, Influencia, Relaciones Interpersonales