El Racismo es Idolatría Cultura / Influencia / Vida Cristiana

La humanidad  no ha aprendido a amar al prójimo. Las personas aún no se pueden llevar bien y aun no son capaces de aceptar a todas las culturas, razas, colores y costumbres por ya varios de miles de años. En el mundo aún hay odio y envidias que lo hacen un mundo desigual y racista.

La pregunta que procede es ¿por qué aún en pleno siglo 21 sigue existiendo el racismo? La respuesta no es «porque hay diferentes razas que siguen existiendo y mientras sigan existiendo, siempre habrá racismo» sino porque no hemos aprendido a amar a Dios. «El que no ama, no conoce a Dios» dice 1 Juan 4.8.

Hace algunas semanas atras tal vez escuchaste sobre los asesinatos y muertes del embajador y los tres funcionarios estadounidenses en Libia debido a la película «La inocencia de los musulmanes» (donde muestra a Mahoma como mujeriego, homosexual y pederasta). Los musulmanes reaccionaron negativamente a tal grado de  crear tragedias mortales y aumento de odio solo por un video y el mundo se pregunta el ¿por qué de tanto desprecio?

La Biblia enseña que cada uno de nosotros adoramos y nos entregamos a alguien o algo. En última instancia, todos adoran al Creador, o adoramos lo creado, que es, por definición, la idolatría. (Rom. 1.25).

El racismo es idolatría porque tú mismo te estás adorando a ti mismo. En lugar de tener a Dios como ideal de perfección al que todos debemos aspirar, los racistas asumen el lugar de Dios. Posteriormente, ellos creen que todos deben llegar a ser como ellos, y si no, los desprecian.

Y es que simplemente si idolatras a tu raza, entonces invariablemente estás demonizanado otras razas; por lo que hasta cierto punto dices que tu raza es como tu «dios» y todos los demás son el «diablo». A menudo cuando leemos la Biblia podemos darnos cuenta que las personas defienden a sus ídolos y se transforman en violentos cuando su o sus ídolos están siendo atacados. Esto explica, por ejemplo, por qué Pablo se rodeaba por tumultos de personas en repetidas ocasiones. La razón por la cual él era golpeado y expulsado de la ciudad era porqué los racistas o violentos se enojaban. Los racistas muchas veces se ponen así porque otras personas están sobresaliendo en la vida o simplemente existen. Este tipo de comportamientos son como «dioses». Cuando alguien critica y juzga la vida o dicta la muerte de otros, asumen la posición de Dios.

A diferencia de la hipótesis evolutiva darwiniana, que asume  que algunas personas son naturalmente más aptos que otros, la Biblia enseña que todos fuimos hechos por el mismo Dios, todos somos iguales de semejantes a la imagen de Él, descendemos de los primeros padres y todos somos iguales de pecadores en necesidad de un Salvador. Es verdad que algunas personas han cambiado las Escrituras para poder justificar el racismo, pero esos cambios son simplemente pecado.

Dentro de la correcta comprensión cristiana de la humanidad simplemente no hay lugar para el racismo, ya que es un pecado contra Dios y los demás pues se relaciona con idolatría y la egolatría. Y ¿Qué quiere Dios de las razas y las personas? ¡Que todas las razas le adoremos! Apocalipsis 7.9-10 dice: «Después de esto vi a mucha gente de todos los países, y de todas las razas, idiomas y pueblos. ¡Eran tantos que nadie los podía contar! Estaban de pie, delante del trono y del Cordero, vestidos con ropas blancas. En sus manos llevaban ramas de palma, y gritaban con fuerte voz: “Nos ha salvado nuestro Dios, que está sentado en el trono, y también el Cordero.”»

Solamente cuando el único y verdadero Dios, Jesucristo, está en el lugar de la gloria y recibe toda honra, alabanza y respeto, puede haber unidad y caridad entre las razas. Solamente cuando no estamos luchando con alguien como nosotros para sentarse en el trono que por derecho le pertenece a Dios, hay lugar para reconocer el gobierno y reinado de Dios sobre todas las personas, tiempos y lugares. Es entonces cuando tenemos la libertad de adorar al único que es digno junto con todas las razas.

Jesús fue entronizado como nosotros en que vino a este mundo como uno de nosotros. Pero también Él es completamente diferente a nosotros y sin pecado. En vez de idolatrar a una raza y demonizar a los demás, Jesús amó a todas las razas y no les quitó sus vidas sino que fue él quien dió la suya. La única forma en la que nosotros y el mundo vamos a poder acabar con el racismo (que sigue existiendo grandemente en todos los países incluyendo en la iglesia cristiana) es dejando de sentarnos en el trono de nuestras vidas que no nos pertenece y empezar a amar a Dios, como resultado aprenderemos a vivir en unidad y en amor con los demás. ¡No importa si algunos son negros, blancos, ricos, pobres, musulmanes, católicos etc.!

En vez de tratar de hacer que otras razas sean como nosotros, nosotros debemos unirnos, aceptar y amar a otras razas al ser como Jesús.


Alekz es un comunicador apasionado con la misión personal de inspirar a una nueva generación de personas a soñar más, luchar más y lograr más. Actualmente reside en la ciudad de Nueva York donde es director de la revista Onda Exclusiva, está al frente de la Alianza de Radios Cristianas en Español y trabaja en la NASA. Si no está enseñando o capacitando, está viajando o frente al micrófono. Disfruta hablar de Jesús pero naturalmente, con creatividad y sin rodeos a través de sus publicaciones. Lleva la comunicación en la sangre, la educación en el alma, la ciencia en la mente y la fe en el corazón.

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