Iglesia / Liderazgo / Vida Cristiana
Una de las grandes frustraciones que he experimentado en el ministerio es mirar cómo las personas llegan a la congregación, se emocionan por un tiempo, participan y después desaparecen. Desde el principio les dedicas amor, energía y entregas el corazón por las personas; aprendes a amarlos, convives con ellos y de repente ya no los encuentras más porque se han marchado. Aunque hay unos que...
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